El origen del Tantra

Tantori, que significa tejido o entramado es la palabra de la que deriva “Tantra”, una práctica milenaria que se desarrolló en Oriente y del que se han encontrado textos en India y Pakistan datados de los siglos V y IV antes de Cristo. Hablamos de una disciplina que ha perdurado hasta nuestros días a través de diferentes enseñanzas y alrededor de la que, aún a día de hoy, hay muchísimo desconocimiento.

Según los escritos hallados está teoría nació como contrapunto a la creencia de bramantes y sacerdotes hindúes que sostenían que para comprender la vida (y sus misterios) era necesario renunciar a la sexualidad y todo placer corporal. Sin embargo, tal vez debido a su nacimiento o por mero desconocimiento, nuestra sociedad sólo asocia el Tantra a la práctica sexual, a pesar de ser toda una disciplina que aúna conocimientos, meditación y yoga.

Según Maite Domènech, una de las expertas en Tantra más reconocidas de España, es una práctica que puede seguirse como base para la vida, en la rutina diaria, y no sólo como una forma de prácticas el sexo.

Un poco de leyenda

En las riberas del valle del Indo, donde las culturas prearias, dravídicas, de Harappa, Mohenjo-Daro, Lothal y Merhgarh estaban asentadas. Es donde se han encontrado las primeras huellas del tantrismo o «culto a la Diosa».

Bhagavan Siva, el Venerable Auspicioso, enseñó al primer hombre de la tierra, con absoluta claridad, cuáles eran las tres causas de nuestro sufrimiento, cuáles eran los tres venenos para nuestra mente y nuestro corazón, son estos: ego, apego e ignorancia. Éste fue el inicio del Tantra.

De estos tres venenos surgen las nueve enfermedades, a saber: soberbia, lujuria, vanidad, ira, celos, pereza, gula, envidia y avaricia.

Combinando éstas en mayor o menor proporción, surgen las complejas enfermedades mentales: neurosis, psicosis, narcisismos, rupturas del yo, crisis de identidad, complejos, condicionamientos, prejuicios, impulsividades, ataduras, huidas…,

En el siglo VI a.C., Bhagavan Buddha, el Venerable Despierto, simplificó las enseñanzas sivaítas para hacer de esta intrincada filosofía y complejísimo Yoga algo asequible a la mayor parte de la humanidad. Para Él los tres venenos son: ira, deseo e ignorancia, una simplificación muy buena y entendible a más gente. Ahí reside el éxito del budismo.

La realidad es que, dentro del budismo, los tantras son textos que, al igual que los sutras, recogen las enseñanzas del Buda o de otros bodhisattvas (en el caso del budismo mahayana); los tantras representan prácticas más avanzadas que los sutras. Segú Chögyam Trungpa, el controversial maestro del budismo tibetano en Estados Unidos, asegura que «La enseñanza básica del Tantra tiene que ver con trabajar con la energía. La energía es descrita en el Kriyayoha Tantra de Vajramala como ‘aquello que reside en el corazón de todos los seres, simplicidad autoexistente, aquello que sostiene a la sabiduría'».

¿Qué necesitamos saber del Tantra?

En occidente, el Tantra está totalmente relacionado con el sexo, ya que se dice que la sexualidad alcanza todo su potencial con el Tantra, el cuto a la feminidad. Pero la experiencia tántrica va mucho más allá de las técnicas sexuales ya que se basa en la espiritualidad.

Las cuatro claves del sexo tántrico:

  1. Disfrutar del sexo con los cinco sentidos. La primera, y más importante, es estar concentrado únicamente en ese momento. Vivir el presente es esencial para poder satisfacer al otro, y a uno mismo.
  2. Compartir los deseos. Es decir, expresar física o verbalmente lo que nos gustaría hacer o lo que nos está gustando. El resultado siempre va a ser positivo, ya que el deseo y placer, cuando se expresan, se retroalimentan y crecen. Y a la vez, añade, dar a conocer a la otra persona tu sentimiento de placer produce un efecto afrodisíaco.
  3. Quererse a uno mismo. Para disfrutar de los demás hay que hacerlo, primero, de uno mismo. Por eso, Jiménez advierte que la autoestima es básico para poder vivir una sexualidad sana.
  4. Movimiento armónico y fluido. Más que utilizar unas técnicas concretas, lo esencial del Tantra es mantener durante el acto sexual una actitud receptiva y de escucha. Hay que conseguir guardar el equilibrio entre lo que das y lo que recibes. Por ejemplo, si las dos personas quieren una aventura apasionada en la cocina, es Tantra. Pero si uno de los dos estaba buscando un momento más relajado, o no se siente cómodo en ese lugar, la comunicación no ha funcionado, y eso no es Tantra.

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