Europa siempre ha sido una tierra en la que se han producido choques culturales en un espacio muy reducido. Somos, después de Oceanía, el continente más pequeño, pero sin embargo tenemos unos 50 países en un lugar como este, sobre todo gracias a las desintegraciones de la Unión Soviética y Yugoslavia en los años 90 y los 2000, respectivamente. La creación de la Unión Europea, además de constituir una manera de hacer posible que exista una libre circulación de bienes y personas en el territorio común, también es una manera de posibilitar que exista una cultura que sea común en todos los territorios europeos.
Pero los países de Europa han tenido de siempre muchas cosas en común, quizá muchas más de las que podamos llegar a imaginarnos. A fin de cuentas, tenemos que tener en cuenta que todos forman parte de lo que conocemos como sociedad occidental y que, por ende, han tenido muy arraigadas cuestiones como lo puede ser la sociedad de consumo. Ilustraremos esto con un ejemplo, que no es otro que la compraventa de vehículos entre unos y otros, que ha venido siendo bastante habitual en lo que llevamos de siglo XXI.
Es bastante habitual que, por ejemplo, en España compremos coches que provengan de Alemania. Seguro que vosotros y vosotras conocéis a alguna persona que ha llevado a efecto una cuestión como de la que venimos hablando. Pues bien, esta situación también es bastante habitual en los países escandinavos o en alguna de las repúblicas bálticas. Y también son muchas las personas de otros países europeos que, por ejemplo, confían en la industria automovilística española a la hora de obtener un vehículo que les permita hacer más libre y más fácil su vida.
De esta manera es como la industria automovilística se ha convertido en una de las más importantes en nuestro continente. Así lo asegura un artículo que fue publicado en el portal web Consenso del Mercado en el que se afirma que su contribución a la economía tiene efectos sobre las demás industrias del continente. Este es el mejor ejemplo que podemos poner acerca de cómo una cuestión cultural como lo es disponer de un coche para ganar en calidad de vida afecta de una manera positiva y directa a la economía comunitaria.
No obstante, durante los años recientes las ventas de coches en Europa estaban decayendo de una manera que empezaba a preocupar entre las empresas del sector y también entre los gobiernos de los principales países productores. La cosa se ha calmado tras los datos que ha arrojado el año 2018. Y es que, según una noticia a la que hemos tenido acceso gracias al portal web motor.es, las ventas de coches durante este año se estabilizaron, llegando a contabilizarse 15’6 millones de vehículos matriculados, la cifra más alta, según se apunta en la misma noticia, desde el año 2007, el último antes de que la crisis económica se colara en nuestras vidas para desgracia de tantas y tantas personas.
La compraventa de coches ha sido, es y seguirá siendo una de las claves para entender el funcionamiento de la economía europea. Es algo que, como ya hemos comentando en algún momento, tiene que ver con nuestra cultura, con nuestra forma de vida, puesto que entendemos que disponer de un coche va a hacer nuestro día a día más sencillo. Cada día, miles y miles de coches recientemente producidos cruzan las fronteras de países que forman parte de la Unión Europea con destino a otros países de los que han sido fabricados. Es algo que nos han comentado los profesionales de una entidad como Transportes Cars, dedicada precisamente al transporte de este tipo de productos.
Transición hacia nuevos modelos de vehículos
Como también hemos comentado a lo largo del artículo, ha crecido el número de coches que han sido vendidos en los últimos años. Eso tiene una explicación sencilla, y es que, teniendo en cuenta las restricciones que están presentando muchos gobiernos nacionales y locales a la circulación de vehículos que funcionen con combustibles fósiles como la gasolina o el diésel, muchas personas están empezando a adquirir un vehículo que funcione, por ejemplo, de manera eléctrica.
Ese, desde luego, es el futuro. Nadie lo puede negar porque es más que evidente. La producción de este tipo de coches sigue creciendo mientras que la de los vehículos más tradicionales sigue cayendo con el paso de los años. Hay que empezar a asumir que esta transición será una realidad al 100% más pronto que tarde y que tendremos que adaptarnos si queremos seguir teniendo un coche que, como os hemos comentado, nos haga la vida bastante más fácil de lo que sería si tuviéramos que acudir a cualquier sitio a pie o dependiendo del transporte público.
Actualmente también tienen un gran nivel de venta las motos eléctricas de batería extraible. Hemos hablado con Scoomart para que nos expliquen su funcionamiento y tenemos claro que van a ser toda una revolución de hoy en un par de años.
Aparentemente son motor tradicionales, al uso, con una estética moderna e incluso con modelos que ofrecen un aspecto más vintage para los gustos más clásicos. Sin embargo, su ventaja radica en que contienen un motor eléctrico capaz de recargarse mediante una batería extraíble de tipo maleta, lo que nos permite subirnos a casa la batería por la noche y cargarla en cualquier enchufe para poder circular de nuevo al día siguiente sin ningún tipo de problema.
Algunas de estas motos incluso se venden directamente con dos baterías, para tener un juego con el que manejarnos por si hacemos viajes largos.
¿Qué ventaja tiene esto? Pues, además de la evidente que es el respeto al medio ambiente y el ahorro en gasolina o gasoil palpable, nos permite disponer de un vehículo eléctrico sin necesidad de tener un garaje propio con acceso a un enchufe especial para este tipo de cargas. En otras palabras, que cualquier persona que tenga electricidad en su vivienda puede ser propietario de una de estas motos y usarla sin problemas.
Al final, lo único que importa es que el negocio está cambiando y hay que adapatarse. ¿Te apuntas?