Si bien es verdad que ya hace un par de años todo lo referente al mundo natural estaba en auge, la pandemia parece que ha acuciado más esta tendencia que, si obviamos los extremismos, me parece excelente. Por un lado, cada vez es una mayor parte de la sociedad la que opta por alimentarse con productos naturales, ecológicos y huyendo de cualquier tipo de ultraprocesado pero a eso se ha sumado una tendencia positiva hacia la actividad deportiva, el cuidado del planeta y las terapias alternativas.
Y es que cualquier cosa que tenga que ver con químicos está cayendo en desuso, no obstante debemos recordar que los medicamentos que usamos en la medicina tradicional son los que realmente salvan vidas y, de hecho, gracias a ellos y a la investigación es cómo vamos a vencer al Covid19: con vacunas.
Digo todo esto porque empezar hablando de las bondades de ciertas terapias alternativas, totalmente naturales y ecológicas, puede denostar que este blog está a favor de ellas y en contra de la medicina tradicional pero nada más lejos de la realidad. Desde Kinoki apostamos por la cultura, el respeto al medio ambiente y la información como armas arrojadizas contra todo aquel (ya sea una persona física o jurídica) que quiera atentar contra la libertad y la salud del ser humano y de nuestro planeta. En otras palabras, que creemos que la cultura y la información veraz es la que puede ayudarnos a cambiar todo aquello que nos daña a nosotros mismos y al entorno que nos rodea.
Por eso creemos que si nos cuidamos, física y mentalmente, gracias a los conocimientos que ahora tenemos al alcance de nuestra mano y que hace algunos años se escapaban, podremos cuidar también de nuestro hogar, este pequeño planeta llamado Tierra.
Terapias Alternativas
Cualquier persona que padezca una dolencia o sufra de cierta sintomatología debe seguir las recomendaciones de su médico de confianza, ya sea un especialista o un médico de familia, o incluso consultar con más de un especialista para tomar la mejor decisión posible y seguir un tratamiento adecuado a su caso concreto. No obstante, muchas veces esos tratamientos tradicionales pueden compaginarse con terapias alternativas y a veces es posible que, si la dolencia que padecemos está controlada por un facultativo, esa terapia alternativa pueda mejorar nuestra calidad de vida notablemente.
Obviamente, lo que no podemos hacer es dejar de seguir el tratamiento medicinal tradicional para optar solo por una terapia natural alternativa, así como tampoco podemos ni debemos seguir una terapia alternativa si está contraindicada con el tratamiento tradicional que estamos siguiendo. No obstante, sí puede ser beneficioso seguir este tipo de terapias si no traen contraindicaciones que puedan perjudicarnos.
Hoy os voy a hablar de la Haloterapia, un tipo de terapia alternativa que no tiene contraindicaciones y sí ha demostrado repetidas veces sus beneficios.
Aunque en España no está muy generalizada, la haloterapia es cada vez más aceptada entre la sociedad e incluso entre los profesionales de la salud. Tal y como explican en Saltium, el paciente lo único que debe hacer es acudir a sus habitaciones de sal y permanecer en ellas, relajado y respirando tranquilamente, durante un tiempo determinado.
Las micropartículas de sal concentradas se mezclan con el aire de la sala y, durante el transcurso de una sesión de entre 40 y 60 minutos, son inhaladas por los pacientes, de esta manera las micropartículas de sal llegan a todas las partes del sistema respiratorio, en el caso de las salas colectivas y en las salas individuales los usuarios pueden quedarse en ropa interior, en bañador o desnudos para que las micropartículas de sal se depositen sobre las capas superficiales de la pi
Esto no tiene ninguna contraindicación ni efecto secundario y, en cambio, puede ser muy beneficioso para enfermedades respiratorias como el asma o la bronquilitis pero también para mejorar las afecciones de la piel, patologías de garganta e incluso puede mejorar el rendimiento deportivo.
La alimentación
En cuanto a alimentación, nuestra sociedad también está cada día más informada y eso ha provocado que seamos mucho más conscientes de lo que comemos. Los productos ultraprocesados llegan hasta nuestras alacenas y neveras con demasiada asiduidad y esto provoca que comamos productos cuyo sabor está altamente potenciado pero que, en realidad, tienen muy poco de lo que supuestamente venden.
El ejemplo perfecto es el tomate frito, un procesado que podría catalogarse como procesado sano si verdaderamente llevase solo lo más necesario: tomate, aceite de oliva, sal y en última instancia un toque de azúcar para evitar la acidez. Sin embargo, podemos leer en las etiquetas de este producto de muchas marcas diferentes que el azúcar es, a veces, el ingrediente principal, seguido de tomate, aceite de girasol, acidulzantes, sal, estabilizadores de sabor, potenciadores, etc. ¿Qué necesidad hay de todo esto? Pregunto.
Y del mismo modo que ocurre con este producto, ocurre con muchísimos más. Hamburguesas con solo un 55% de carne ante lo que deberíamos preguntarnos qué será el 45% restante, refrescos que todo lo que portan son químicos e incluso productos de alimentación infantil cuyo principal ingrediente es el azúcar. Increíble pero cierto.
¿Significa eso que comer cosas dulces es malo para nuestra salud? Por supuesto que no, nada más lejos dela realidad, simplemente hay que entender que nuestro paladar está acostumbrado a comer cosas tan extremadamente dulces (y adicticas) en la actualidad, que cuando comemos algo naturalmente dulce nos parece soso.
La fructosa presente en la fruta es capaz de endulzar prácticamente todo. Podemos hacer bizcochos saludables con plátano, dátiles, manzana, etc… sin necesidad de utilizar azúcar en la receta, pero cuando lo hacemos tendemos a pensar que no están todo lo buenos que podrían. Tenemos que reeducar a nuestro paladar, para que acepte lo que es naturalmente dulce, salado, ácido o agrío sin los potenciadores que usan las empresas de alimentación para “engancharnos” a sus productos ultraprocesados.
Mientras tanto, lo que podemos hacer es utilizar este tipo de miel ecológica envasada por el apicultor, sin tratamientos adicionales, que aunque sigue teniendo un plus de dulzor demasiado elevado y calórico, por lo menos nos aporta beneficios saludables como sus propiedades antibacterianas, antioxidantes, es fuente de proteínas, favorece la digestión, es antiinflamatoria, etc.
Ante este tipo de cosas debemos estar informados, saber qué comemos y en qué porcentaje y, sobre todo, saber lo que es sano y lo que no. Por supuesto, lo más sano siempre será alimentarnos con productos naturales, sin ningún tipo de tratamiento por parte del ser humano, y en caso de que lo tengan, que sean procesados sanos.
Pero hoy en día, además de comer bien y de forma equilibrada, podemos también beneficiarnos de ciertos complementos alimenticios totalmente naturales. Uno de los mayores exponentes del sector es Marenostrum, fabricante de extractos botánicos biodinámicos, es decir, totalmente naturales.
Tal y como ellos indican en su web, este tipo de productos naturales y ecológicos pueden ayudar a nuestro organismo gracias a sus propiedades antioxidantes, antitusivas, antivirales, antiinflamatorias, energizantes, antialérgicas, antibacterianas, etc.
Energías renovables
Y el tercer punto, con gran importancia para mí en todo esto, es el tema de las energías renovables. Si bien es verdad que muchos no podemos sumarnos al cambio de energía porque no podemos sufragar el coste de la instalación, o del cambio de vehículo, lo que sí podemos hacer es evitar gastar energía de más y, sobre todo, evitar contaminar.
Dejemos los coches a un lado y optemos más por usar nuestras piernas y las bicicletas. Gracias a este cambio en lo que a movilidad se refiere, activaremos nuestro organismo, estaremos más sanos y además estaremos contribuyendo un poquito a que nuestro entorno contenga menos contaminación cada día.
Pensadlo detenidamente, si dejamos de usar el vehículo para ir a trabajar son muchísimos días en los que nuestro coche dejará de emitir CO2, y eso multiplicado por muchos como nosotros es un gran alivio a nuestra atmósfera.
Del mismo modo, quienes puedan, tienen que empezar a pensar en pasarse a la energía fotovoltaica de autoconsumo para proveerse de electricidad en casa, y es que cuantos más seamos los que nos desenganchemos de las grandes eléctricas, más estaremos ayudando a nuestro planeta y más estaremos arrinconando a este tipo de empresas para que cambien su forma de hacer las cosas.
Hay que cerrar centrales nucleares, porque aún hay alguna que sigue abierta en nuestro país como la de Cofrentes en la Comunidad Valenciana, y hay que desmantelar los parques eléctricos actuales para montar parques de placas fotovoltaicas, parques de molinos de viento y cualquier otro tipo de mecanismo que origine energía ecológica y renovable.
Si conseguimos cambiar el curso de nuestro planeta, tal vez (y recalco lo de tal vez) haya una posibilidad para nosotros, ¿no creéis?